sábado, 21 de enero de 2012

Take me somewhere nice *





Hace unos días salí a dar una vuelta, hacía un día espléndido y me encontré con un hombre mayor, sentando en un banco. Con una mano inclinada hacia atrás una silla de ruedas, en la que se encontraba una anciana, de modo que recibiera el sol en la cara mientras que con la otra acariciaba suavemente la mejilla de la mujer, que mantenía su mirada ida.
Pensé que podía ser un matrimonio, aunque ella parecía mayor que él, quizá envejecida por alguna enfermedad que la tenía "atada" a la silla de ruedas.
Al terminar mi paseo, me acerqué al hombre y le dije:
- Buenos días, si me permite, le quiero dar las gracias por el ejemplo que nos da de amor.
Me contestó:
- Sí, la verdad es que es amor.
- Pues mire que el día es maravilloso, pero me lo ha iluminado aún más usted, le dije.
- Muchas gracias, me contestó.
- A usted le dije tendiéndole mi mano, que recibió un apretón con una fuerza inesperada para un hombre de su edad.
Que maravilla que una mano tan fuerte sea tan tierna acariciando, que bueno que en circunstancias tan duras se dé un ejemplo tan grande de amor.

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